El cabezal quedaba colgado en el CENARD y el pibe de Las Heras, que le dio una alegría enorme al pugilismo nacional y mendocino al colgarse el bronce olímpico en Atlanta 1996, se despegaba de uno de sus grandes maestros: el cubano Sarvelio Fuentes, ese que lo guió en su etapa de amateur dentro de la selección Argentina.
El cubano siempre tuvo debilidad por Julio Pablo Chacón y fue, quizás, su obra maestra en sus dos períodos como técnico del seleccionado nacional. De hecho el mendocino fue el único en alcanzar una medalla en Juegos Olímpicos bajo la conducción del caribeño.
El tiempo pasó: El Relámpago, quien despertó a un boxeo dormido en la década del 90, se hizo profesional y se alejó de Fuentes. Pero como dice el dicho “donde hubo fuego, cenizas quedan”.
Hace unos días sonó el teléfono de Pablo. Del otro lado, la tonada cubana afloró por el auricular del aparato y todo volvió a comenzar.
El llamado de Fuentes tenía un propósito y Chacón no dudó en decir que sí a la propuesta de su maestro olímpico.
Sarvelio lo tentó para formar parte, una vez más, de la selección nacional de boxeo amateur, aunque esta vez no con los guantes puestos, sino para enseñar todo lo aprendido en su exitosa carrera como boxeador, primero aficionado y luego profesional.
Hace un tiempo, el ex campeón mundial pluma de
Hoy la cuestión cambió. Sólo resta recibir la propuesta formal de Osvaldo Bisbal (presidente de
Por Juani Blanco
juaniblanco@boxingclubmendoza.com