Una de las actividades deportivas con más arraigo en nuestra provincia, el boxeo, que encontró en esta tierra un lugar fértil para cosechar talento y acunar un estilo, hoy vive una realidad que podría calificarse de positiva, pero que permite dos tipos de lectura.
La primera lectura, la estadística y de los fríos números
dice que aquí, tras vivir su época de gloria en las décadas del `50, `60, y
`70, llegó a estar prácticamente desaparecida el decenio del `80.
Afortunadamente volvió con todo a reverdecer laureles
de la mano de un superdotado, Julio Pablo Chacón, que medalla de bronce en los
Juegos de Atlanta `96 en la mano, reactivó al deporte de los puños y generó un
movimiento insospechado desde su persona, en forma directa consagrándose
campeón mundial pluma OMB; y gracias a la creación de su gimnasio en Las
Heras, en forma indirecta, donde comenzaron a acudir valores desde distintos
lugares de la provincia y también del país, buscando la sabiduría del técnico
Ricardo Bracamonte, y la experiencia del propio Relámpago.
De aquí surgieron nada menos que TRES campeones
mundiales, Pablo Chacón, y luego del año 2000, Juan Carlos Reveco, actual
titular mosca de la AMB,
y Jonathan Víctor Barros, que fue campeón hasta diciembre del 2011 de la
categoría pluma de la misma entidad. También hay que mencionar al “campeón sin
corona”, José Pablo Estrella, quien le ganó sobre el ring a Vicente Mosquera
(2006) el cetro pluma, pero los jueces lo despojaron del logro.
Desde el Este mendocino, el novel boxeo femenino nos
regalaba los réditos que conseguía nuestra primera pugilista profesional
femenina: Yésica Patricia Marcos.
Actualmente conservan sus cetros Juan Carlos Reveco, y el
Bombón Asesino, la gran campeona supergallo de la OMB e interina de la AMB, por lo que las cuentas
cierran a favor.
Pero hay otra lectura, metiendo más profundo el bisturí,
donde las cosas no se ven tan esperanzadoras, y hay situaciones que pueden ser
producto de “los dolores de crecimiento”, y que hasta que se acomoden y se las
pueda evaluar desde el hecho consumado, conviene tomarlas como alarmas que
suenan y que hay que atender.
En primer lugar, sacudió al boxeo vernáculo el sismo que se
produjo en la
Federación Mendocina, de donde se desprendió el profesor
Gustavo Morillas, ex vicepresidente y contrincante de José Rasgido en la última
elección. Morillas fundó en mayo del 2007 la Federación Sureste
del Boxeo Mendocino, integrando a gimnasios disconformes con la FMB del Gran Mendoza, del Este
y del olvidado Sur, quitando así púgiles y dividiendo fuerzas.
Tras un conflicto por razones económicas, el gimnasio de
Chacón quedó casi vacío, y Bracamonte se fue junto al “Yoni” Barros, al igual
que Reveco, alejándose de lo que fue una “Meca” del boxeo argentino.
La propia Yésica Marcos se desvinculó hace semanas de quien
fuera su entrenador, hacedor y casi padre, Martín Díaz, poniendo distancia del
entorno que la acogió desde adolescente, el Municipio de San Martín, generando
una gran signo de interrogación respecto a su futuro.
Los grandes pugilistas que venían en pleno ascenso en el
otro gimnasio que polariza la actividad profesional, el Luis Ángel Firpo,
manejado por Osvaldo Corro: Daniel Eduardo Brizuela, Patricio Pedrero, Claudio
Tapia y Gumersindo Carrasco, le soltaron la mano al maestro de la calle
Corrientes para peregrinar por distintos clubes, con inciertos resultados y
algunos demostrando un techo que se les vino encima muy pronto.
Los torneos amateurs muestran que en cuanto a lo numérico
nada cambió, y se mantiene la cantidad de inscriptos, pero lo que alarma es la
calidad, que está lejos de la alcanzada antes del 2010.
Material hay, conocimiento sobra. Sólo habrá que esperar a
que pase el temblor y las consecuencias de una crecimiento explosivo, para que
las aguas se aquieten, los campeones sigan enseñando el camino, y los nuevos
comiencen a dar los frutos, esos que los amantes del boxeo esperamos disfrutar
desde la tribuna.
Por Raúl Adriazola
radriazola@boxingclubmendoza.com