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Por Juan Ignacio Blanco -

“Facha, vení. Charlemos un rato. Tal vez te saco en el diario”, le dije al pibe. La respuesta, sin palabras mediantes, fue con un gesto producido por su cabeza, algo así como un pequeño sacudón de la frente hacia delante.

Se acerca. Mira el grabador. Sabe que ya no es un aparato raro; sabe que el miedo escénico de encarar a los micrófonos, ya quedó atrás.

Me palmea la espalda y me pregunta cómo ando y si me gustó la pelea que hizo ante el cordobés Lucas Rafael Báez, a quien noqueó en 4 asaltos para capturar el título latino pluma (interino) del Consejo Mundial de Boxeo.

Si bien ya ha pasado mucho tiempo, no deja de estar sorprendido; pues en esa fría noche del 16 de abril (2011) confirmó, ante cerca de 2.500 personas apostadas en el polideportivo de Tunuyán, que su carrera va en franco ascenso y que los sueños de campeón, esos que van de la mano con el “futuro mejor”, se van cumpliendo de a poco en base a la solvencia de sus puños de acero.

Juan Carlos Cano (11-0-0, 5KO), conocido por varios como el Facha –me tomo la atribución de aclarar que fui yo quien le puso así-, se cruza de brazos y empieza a hablar con una ductilidad pocas veces vistas. Claro, como les contaba recién, el pibe de piel trigueña y ojos verdes (de ahí el apodo) le ha perdido el miedo al aparato capturador de frases que quedarán para la posteridad.

-¿Cómo te está tratando la fama? Ojo, te pregunto esto porque me imagino que en Tunuyán (departamento ubicado a 80 kilómetros al Sur de Mendoza Capital) ya todos te conocen…

-La verdad es que me trata bien. Ahora soy un poco más conocido y más querido por la gente.

-¿Y la gente cómo reaccionó después de tu contundente victoria ante Lucas Báez?

-La gente quedó chocha. Todos los días me preguntan cuando vuelvo a pelear en Tunuyán.

-Por ahí muchos pierden la humildad, pero parece que vos sos todo lo contrario…

-Creo que eso lo tenés que llevar siempre, aunque seas campeón del mundo, porque es la gente la que siempre te va a ver pelear, y si perdés eso, estás en el horno. Si sos un agrandado, no te va a querer nadie. Pienso seguir siendo humilde como siempre. Recién estoy empezando a darles un futuro mejor a mis dos nenas y a mi señora.

-¿En qué cambió tu vida luego de consagrarte campeón latino del Consejo?

-Mi vida, por ahora, sigue igual. No he ganado plata y espero hacerlo para que a mis hijas no les falte nada.

-¿Boxeás por ellas?

-Me encanta el boxeo, pero yo esto lo hago por ellas. Es cortita la cosa, te tiene que gustar este deporte, pero también te tiene que gustar la plata. Esto es un trabajo.

-Me imagino, entonces, que tu idea es poder darles un futuro mejor…

-Claro. Quiero que el día de mañana vayan a la escuela y que la terminen, algo que yo no pude hacer. Espero que mis hijas tengan una vida mucho mejor que la mía.


-Cuando te vas a dormir, ¿en qué pensás?

-En que tengo que descansar bien para estar con energías para encarar el próximo día. Tengo que entrenarme bien.

-¿Sos conciente de lo que está pasando con vos en este momento, donde el boxeo mendocino tiene a tres campeones mundiales en simultáneo (Reveco, Barros y Yésica Marcos)?

-Me hace sentir muy bien todo eso. Yo me entreno para lograr cosas y llegar como lo han hecho ellos. Quiero ser campeón del mundo. Los tres son muy buenas personas.

-¿Cómo está la relación con Pablo Estrella (su técnico)?

-Ahí anda. El tema es que tuvimos un cruce por el tema del cinturón. Todavía no me lo dan y lo quiero sí o sí. Por ahí te dicen que no pasa nada si no lo tenés, pero eso es algo que te queda de recuerdo. Después, si no lo tenés, a la gente le podés comentar que fuiste campeón latino y si no ven el cinturón, no te creen.

-¿Creés que te lo van a traer?

-Yo espero tenerlo pronto.

-¿Cómo te ves dentro de un año?

-Quiero poder pelear por un par de títulos más, aparte del que tengo, para llegar bien arriba. Igual, tengo que seguir sumando experiencia.

-¿Dónde aprendiste el gancho de izquierda (uno de sus recursos más exquisitos)?

-Siempre me gustó el boxeo de Reveco y creo que fue de mirarlo a él. Mucho me dicen que es parecido al de Chacón, a quien no tuve la posibilidad de ver boxear. Además, bastante gente me pregunta cómo hago para ser tan frío arriba del ring.

-Hoy en día, dentro del gimnasio donde te entrenás, sos un referente para los que vienen más abajo; eso ¿es un peso, una obligación o lo disfrutás?

-Hay dos pibitos (los hermanos Ortubia) que son chiquitos y a los cuales yo trato de enseñarles para que vayan tomando experiencia. Creo que es una obligación, más con ellos dos, a quienes los considero como mis hermanos.

-¿Te ves como uno de los nuevos ídolos del boxeo mendocino?

-No sé si tan así, pero espero que sí me tomen como un referente.

-¿Tenés algún referente dentro de este deporte?

-Me encanta Reveco. Tiene mucho huevo el Enano. Igual siempre trato de aprender algo de todos los boxeadores que me gustan.

Foto: Gentileza Diario UNO