La comunión con su público fue perfecta. Miles de banderitas argentinas se agitaban mientras El bombón asesino, de Los Palmeras, retumbaba entre las cuatro paredes del flamante estadio Gustavo Rodríguez.
Ella, en tanto, comenzó su andar tranquilo, secundada por el Gordo Martín Díaz y su pequeña hija Alma. La gente, que estaba enardecida, la aplaudía con fervor a la ídola del deporte mendocino.
Cada mano bien puesta provocó que la masa explotara al pedido de más acción, ese que fue acompañado por un desmedido e increíble: “Yésica, Yésica”.
La piba, o
–¿Cómo te sentiste?
–¿La verdad? Fue algo excelente. Sentí muchísima emoción, ya que luego de siete meses pude volver a pelear. Estoy feliz de haber sido la primera en poder estar en el nuevo estadio que lleva el nombre del Gustavito. Además, estoy agradecida con mi gente que me apoyó en todo momento. Sin el apoyo de mi intendente Jorge Omar Giménez, Cristian Martín, Cristian Etem y Martín Díaz, esto no se podría haber hecho.
–¿Te acordaste mucho de tu amigo en la previa?
–Siempre. A cada momento me acuerdo de él. Está acompañándome todo el tiempo. Es a él al que le pido que me acompañe.
–¿Pudiste ver el homenaje que se le hizo antes de tu pelea?
–No pude y fue una lástima. Martín (por Díaz) me estaba vendando en ese momento.
–¿Te esperabas la respuesta de la gente que fue a verte?
–Estaba segura de que se iba a llenar el estadio. La verdad es que me hicieron sentir muy bien.
–¿Sentiste más ansiedad que en otras peleas?
–En realidad, estaba ansiosa, pero a la vez tranquila. Me sentía bien. Imaginate que al ver mucha gente, por lo general, me pongo nerviosa, aunque me di cuenta, cuando estaba en el camarín, donde habían como 20 personas, que estaba bien y con muchas ganas de salir a pelear.
–En tus dos últimas peleas, realizadas en el teatro griego Juan Pablo II, ingresabas entre del público, ¿extrañaste eso?
–Por supuesto, igual toda la gente, me quería tocar cuando iba entrando y me daba su aliento. Parecía que querían tirar las vallas.
–¿En qué pensabas cuando te acostaste?
–¿Acostarme? (risas). Fui a festejar y me dormí bastante tarde. Igual el martes ya estoy entrenando otra vez.
–¿Qué sensación te produce haber alcanzado el cinturón de
–Estoy feliz de la vida. Cuando vi el cinturón en el pesaje me volví loca porque es rosado, mi color favorito. Me encanta. Lo quería tener sí o sí.
–Respecto de Duarte, ¿esperabas un poco más de ella?
–Sí. En la previa dijo muchas cosas como que se sentía bien y como que en la primera pelea le habían robado (Yésica ganó por puntos). Creo que uno, siendo boxeador, tiene que demostrar que es campeón arriba del ring y no abajo.
–¿Sos consciente de que se pueden venir grandes peleas?
–Entrenada como estoy, me le animo a cualquiera.
–¿Si tuvieras adelante a Chantall Martínez (regular supergallo AMB) y a Ana Julaton (con quien Yésica comparte el OMB), qué les dirías?
–No las subestimo, pero yo trabajo muy bien con mi profesor, Martín Díaz, y eso es lo que me da la seguridad de pelear con la boxeadora que me pongan enfrente y en el momento que sea.
Yésica en cada una de sus peleas recibe la visita de su maestra de primer grado, quien hace muchos años y cuando El Bombón se encontraba a la deriva, fue la primera en brindarle cariño.
Respecto de si la señorita Gladys estuvo presente en el camarín, la bicampeona mundial dijo: “Si fue. No pudo entrar al camarín, ya que era complicado poder llegar. No pude verla”.
Por Juani Blanco, para Diario UNO
Foto: Gentileza Marcelo Carubín, Diario UNO