Roberto Alejandro Mema cerró para siempre sus ojos en la sala de cuidados intensivos del hospital San Juan Bautista de Catamarca, tras sufrir en Mendoza, su provincia natal, un infarto prácticamente mortal, que lo transportó a un estado de coma cuatro, a la postre irreversible, para los soldados y capitanes de la ciencia humana.
El milagro divino no llegó a materializarse, pese a las cadenas de oraciones y a las súplicas al Todopoderoso de todos sus seres queridos y de sus innumerables amigos. Figura señera de la especialidad que amó entrañablemente, hoy puede afirmarse, sin temor a equívocos, que pasó a integrar la selecta nómina de habitantes de la galería de los grandes del deporte catamarqueño. Porque además de su enorme caudal didáctico y pedagógico, en calidad de docente y guía social por muchos gimnasios lugareños, fue el estratega y conductor de dos campeones argentinos y un campeón del mundo profesional, conquista jamás lograda por sus colegas entrenadores del medio.
Luis Armando Soto (liviano, año 1987) y Sergio Oscar Arréguez (supergallo, año 1988) se calzaron los cinturones con los colores patrios, mientras que Hugo Rafael Soto (mosca, año 1998) se consagró titular de
Pero no sólo por estos lados, Mema demostró los quilates de su sapiencia boxística en el plano profesional. Cuando Sergio Oscar Arréguez se midió con el chileno Carlos Ariel Uribe por el cetro sudamericano de los supergallos en la ciudad de Osorno, en el vecino país (2 de setiembre de 1988), perdiendo por KOT en el sexto round, Mema acordó posteriormente hacerse cargo de la preparación del trasandino en una eventual chance por el título mundial. Y así nomás sucedió. Asistió desde uno de los vértices del cuadrilátero a Uribe cuando enfrentó al colombiano Luis "Chicanero" Mendoza, quien lo derrotó sin atenuantes. Respetado y apreciado en Chile, también se encargó de dirigir al veterano ex campeón sudamericano de los moscas, Martín Vargas, una verdadera leyenda en su patria, rechazando otras ofertas porque había decidido dedicarse en San Fernando del Valle de Catamarca para trabajar con personas que deseaban bajar de peso, trabajo que vino desarrollando hasta que se fue a sus pagos natales para pasar las fiestas de fin de año, con el final que todos conocemos.
Por Leo Romero
Foto: Gentileza www.elandino.com.ar