La mochila se hace pesada. El paso al profesionalismo es un desafío importante que genera nervios, ansiedad y adrenalina. Ya nada es igual; el cabezal no está, los guantes son más chicos y las aspiraciones son otras.

Natalí Ferreyra, la cuarta licencia profesional de nuestra provincia, en la rama femenina, tuvo su primera gran noche, pero tuvo sus cuota de nerviosismo en la victoria por puntos (fallo mayoritario, con tarjetas de 38-38, 39,5-38 y 39,5-38,5) ante la cordobesa Natalia Aguirre.

La primera parada de la Bebota Ferreyra (1-0-0) no fue fácil. Aguirre, en un primer round chato y de extremo estudio, la complicó desde la larga distancia y con un constante desplazamiento por las cuerdas, al que sumó un excesivo cambio de guardia que no pudo ser descifrado por la pupila de Osvaldo Corro.

La gente alentando a la local fue una inyección anímica. Ferreyra (56,800 kilos) debía demostrar ante su gente que estaba a tono con el debut profesional y poco a poco se fue amoldando al cuadrilátero y al estilo de pelea de su rival, que hasta ese momento se encontraba invicta.

Dos manos claras sobre el rostro de Aguirre (1-1-1), cuando esta se encontraba enmarañada en el encordado, le sirvieron a Natalí para marcar la primera fractura a su favor.

Se plantó en el centro del ring y de ahí comenzó con su geste: el jab de izquierda y la derecha a fondo fueron la constante de la levantada en el estadio Pascual Pérez.

El cansancio de Natalia Aguirre, que abusó en demasía de los desplazamientos y del juego con las cuerdas, fueron otro de los puntos que inflaron anímicamente a la piba del Firpo, que en el tercer asalto sacudió con potencia el rostro de la foránea.

El cuarto episodio fue un monólogo de la Bebota, puesto que siempre fue adelante intentando dañar a Aguirre (57,300 kilogramos).

No fue un debut lucido para Ferreyra, pero dejó en claro que aspira a llegar algo en este duro deporte.


Por Juani Blanco, para Diario UNO de Mendoza